El conflicto del campo no quedó acotado sólo al contexto nacional donde en verdad se generó en toda su dimensión. Por el contrario, en nuestro caso viene poniendo en jaque la convivencia social y ahora política de Entre Ríos. Un problema que nació sectorial y que no fue a tiempo tratado con respeto, ahora camina devorando a su paso gran parte de la credibilidad del gobierno nacional y, por otro lado, sigue generando problemas en todo el país. La intransigencia le sigue ganando a la reflexión prudente y nuestra provincia sufre más que ninguna por esos avatares. Alfredo De Ángeli, aunque feroz centro de las críticas oficiales, continúa incólume erosionando a los rivales que siguen saliendo por los rincones del cuadrilátero kirchnerista a enfrentarlo. Se multiplican los especuladores y los precios estallan devorando los sueldos. El segundo capítulo de la novela arrasó la disfrazada convivencia entre Jorge Busti y Sergio Urribarri y dio lugar, asimismo, a la resucitación de moribundos políticos de la oposición. Nada está como entonces en Entre Ríos.