Entre la especulación y el temor al cachetazo, todos hablan con todos pero coinciden en un punto crucial: se expresan con temeraria cautela. Sobre estos pilares se asienta lo mejor que hoy está haciendo la oposición en Entre Ríos, poco, casi nada por lo pronto. Con y sin Busti, conjeturan escenarios más o menos peligrosos electoralmente, pero nadie se anima a posicionarse al frente la tropa rebelde al oficialismo y en consecuencia a poner la cabeza en riesgo. El radicalismo parece una bolsa de gatos con ratoncitos dentro, y mientras tanto el campo se va encima del kirchnerismo, que prepara su defensa de la mano de la CGT de Hugo Moyano. Amanece así un nuevo escenario de disputa. Daneri, de la Coalición Cívica, bombardeó el puente de negociaciones acusando a “dirigentes radicales corruptos” que le robaron votos en la última elección y dejó a sus amigos socialistas “rojos” de estupor. La Concertación despareció y lo que queda del Nuevo Espacio ya tiene K y anti K. El peronismo disidente está al acecho y el polo opositor, por ahora, deshecho y en deuda con 290.000 votos. En algunos casos, faltan escrúpulos, en otros sobran miedos.