Versión impresa del semanario 30/10/2013

En Entre Ríos, el mapa social es también un mapa de la exclusión. Con diez años de crecimiento sostenido sobre la espalda, uno de cada diez hogares entrerrianos no tiene agua potable, un tercio no tiene cloaca y apenas un cuarto tiene conexión de gas de red. Igual que en 2001. El fin de semana, con las urnas todavía calientes, el gobernador Sergio Urribarri echó a volar su ambición presidencial con la que machacó en campaña. Mientras tanto, en la provincia quedan 20.000 analfabetos puros y hay más personas que no han completado la escuela primaria que graduados universitarios. Los datos surgen del último censo nacional de población, que revela también que un tercio de los entrerrianos carece de cobertura de obra social, servicio de medicina prepaga o plan de salud. Lo que sigue es la crónica de una realidad que dista bastante del relato oficial.

En esta nota, ANALISIS muestra los nombres que fueron beneficiados y perjudicados por la elección del pasado domingo. Sergio Urribarri y Alfredo De Angeli como los principales en el sector de "ganadores". Atilio Benedetti y Guillermo Guastavino por el otro lado.

En 1983 monseñor Estanislao Esteban Karlic reemplazó a Adolfo Tortolo en el Arzobispado de Paraná. Entre Ríos fue una de las cinco provincias afectadas por la inundación. La dictadura sancionó la ley de auto-amnistía. Las elecciones generales se convocaron para el 30 de octubre. El padrón incluía a 18 millones de ciudadanos con derecho a voto. El 10 de diciembre se emitió el sello postal con la leyenda Trasmisión del Mando Presidencial. La Revista Humor publicó la tapa en la que tres comandantes anunciaban: “Ésta es la democracia que les dejamos” y señalaban a una figura desgreñada y deteriorada, maltratada durante largo tiempo.

Busti 2015: va por la revancha y puede ocasionar daños a las ambiciones del oficialismo. De la Sota ya fue. El exgobernador de Entre Ríos se sumó al “rejuntadero” de Massa sin demasiados prejuicios y ahora es un problema para Urribarri, a quien se le abrió una grieta imprevista en el blindaje provincial. Cristina Cremer pasará a integrar, seguramente, el bloque de diputados nacionales del Frente Renovador, lo que permitirá componer, acaso en su momento, la mesa chica de proyección nacional. La UpER tiene otros candidatos, como Luis Leissa y Emilio Martínez Garbino. El intendente de Tigre sumó casi 4 millones de votos en apenas cuatro meses y es, hoy por hoy, un fenómeno individual que viste traje de Armani, al que algunos consideran efímero y otros, cotizando en bolsa: Dios y el Diablo en el mismo cuerpo.

Días atrás se desarrolló el 26° Congreso de la Federación Internacional de Softbol (ISF) en Cartagena, Colombia, y el paranaense (como head coach de diferentes seleccionados argentinos) fue designado para ingresar al prestigioso sitial del máximo organismo de este deporte a nivel internacional. El Chino tiene más de 30 años como entrenador en eventos ISF: debutó en el I Campeonato Mundial Masculino Juvenil, en Edmonton, Canadá, en 1981. Después dirigió tres más en la misma categoría: 2001 (Australia), 2005 y 2008 (ambos en Canadá). Además condujo a la selección Mayor y tuvo un paso por la femenina.

Es evidente: el kirchnerismo está agotado. En rigor, se agotará en un plazo relativamente breve. De acá a tres años será pieza de museo. Sin embargo, aunque suene a contrasentido, está en condiciones de ser un elector especialmente relevante al momento de la sucesión. Urribarri, así, puede perfectamente ser el beneficiario de una circunstancia política compleja. Pero sólo el contexto, la dinámica realidad, determinará si la Presidenta queda o no en condiciones de optar. Puede que no tenga tanto margen de maniobra. Lo que el espacio gobernante debe decidir es cuántos riesgos toma en su intento de garantizar la continuidad de su proyecto. Tiene que optar entre lo lógico pero ajeno, o casi, y lo riesgoso pero propio. O sea, elegir entre Scioli, por un lado, y Urribarri o Capitanich por el otro. Lo imposible, la proyección nacional del gobernador entrerriano, cobra mayor entidad. Hasta ahora ningún planeta se ha desalineado y las chances del primer mandatario lucen intactas. Urribarri puede ser la última gran decisión del kirchnerismo, que ya transita su inexorable cuenta regresiva rumbo a convertirse, como el menemismo, en el contingente rostro adoptado por el maleable peronismo en un determinado momento de su historia.

Se estima que en la ciudad existe alrededor de un centenar de particulares y criadores que comercializan perros de todo tipo de razas. Entre los especímenes que se tranzan en un mercado informal, se encuentran los denominados peligrosos, que han sido protagonistas de tragedias domésticas, cuando estos animales han atacado a sus dueños. Pero en las veterinarias autorizadas tampoco hay control sobre a quién se entregan estas mascotas. El Ejecutivo municipal maneja desde hace años la idea de implementar un Registro Único de animales, pero nunca fue concretado. En el Concejo Deliberante se estudia una iniciativa que en julio de 2013 ingresó el edil Marcelo Haddad para adherir a la ley provincial que regula la tenencia de perros con potencial de daño, aunque ya hay una ordenanza al respecto de 2007. Proteccionistas denuncian que la falta de cuidados y una regulación acorde, generan las condiciones para episodios de agresiones caninas.

El gobernador entrerriano Sergio Urribarri puso proa rumbo a la Casa Rosada, con el sueño de convertirse en el sucesor de Cristina Fernández de Kirchner. Bajo la “consigna del sueño entrerriano”, lanzó su campaña para presentarse como el más fiel representante del modelo kirchnerista. Explota el lugar de lealtad que le reconocen desde el poder central y quiere aprovechar una oportunidad inédita en estas tres décadas de democracia, como es que el poder latente, real e imperante no tiene relevo. El kichnerismo necesita crear una figura donde depositar todo el poder. Urribarri tiene como competidor a Daniel Scioli, que viene con el sabor amargo de una reciente derrota en Buenos Aires. En esta nota, ANÁLISIS repasa el camino sinuoso del hombre político que supo estar en el lugar adecuado, en el momento justo. Su pasado como referente de Rodríguez Saá y el intento por despegarse de la suerte K tras el enfrentamiento con el campo, son parte de la historia que hoy quedó oculta por el mito de la lealtad.