Explotó la burbuja

El kirchnerismo está terminando el peor año de su dilatada gestión de gobierno, detrás acaso de aquél signado por el enfrentamiento con el campo y que en su momento tuvo en vilo a todo el país. Sufrió un estrepitoso cachetazo electoral; deambula a la deriva con la inflación; y la violencia de estos días generó 14 muertos. El gobierno vive el fantasma de la conspiración permanente y con absoluta desidia, mientras se velaban a los muertos, el gran Fito le metía milonga a la fiesta de la democracia, en la que además bailó la presidenta. En Entre Ríos, el gobernador ganó la elección, pero perdió todos los boletos de su proyección nacional y así comenzó a debilitar su fortaleza política. Inventó un jefe de gabinete para romper con la interna ministerial y su sucesión ya comienza a ser un dolor de cabeza. La crisis le explotó por el lado menos esperado de los estatales y terminó cediendo a la presión policial. Como consecuencia, el resto de los trabajadores estalló y fue por la cabeza de los dirigentes de ATE y UPCN, donde se generaron nuevos hechos de violencia. Ante el primer amague de conflicto, el gobernador metió un asuetazo para no tener gente en la calle y compró tiempo con los gremios tirando las paritarias a enero, con la gente de vacaciones. Al año 2014 le falta otro relato.