El sesgo patronal de la Argentina de Macri

¿Son neoliberales o desarrollistas? ¿Son de derecha o de centro? ¿Son o se hacen? El macrismo, un experimento inédito en la historia nacional, gobierna en gran medida identificando la política con la gestión. Su tono pragmático, del que no se avergüenza, le permite huir de definiciones ideológicas. En el país maniqueo, construye su identidad por oposición al pasado. Ocurre que, descartando las ambigüedades, su intención de inscribirse en la tradición desarrollista lo emparenta, quién lo diría, al proceso que lo antecedió: el propio Kirchner, poco antes de morir, se anotó en ese club. Las vaguedades son posibles en un escenario donde los partidos (en Entre Ríos la UCR y el PJ se andan desperezando) deambulan sin llamar la atención de nadie. Mientras tanto, acotado por las restricciones financieras, el gobierno de Bordet debe decidir qué imagen pública cultiva: la de la sensibilidad social o la de la prolijidad fiscal. Es que todo a la vez no se puede.