Desfalco en las mesas de casino, abuso sexual en la sala de emergencias de un hospital, pelea a trompadas entre dos empleados de una oficina pública, faltante de dinero en un comedor escolar, desaparición de piezas en un museo, tanques de agua que caen de los techos de casas del Instituto de la Vivienda. De las más variadas situaciones y en ámbitos de diversa naturaleza son las que tienen que abordar a diario los instructores de la Dirección de Sumarios de Entre Ríos. Hay solo 16 personas encargadas de recabar la información sobre irregularidades detectadas en el ámbito de la administración pública, en un universo que incluye alrededor de 50 mil empleados distribuidos en centenares de áreas diseminadas en los 78.781 kilómetros cuadrados de la geografía entrerriana. El año pasado se iniciaron 170 informaciones sumarias y 86 sumarios. El 60 por ciento son por situaciones producidas en el ámbito del área de Salud. En momentos de mayor conflictividad, como en el último tramo de la gestión radical, llegaron a ser 300 las informaciones sumarias y 85 los sumarios en un solo año. Los datos revelan la falta de recursos para el área y plantean la necesidad de que las modificaciones constitucionales que se puedan hacer vayan acompañadas luego de los recursos necesarios para su instrumentación.