En el gobierno entrerriano nada se sabe sobre los más de 25 millones de pesos que se podrían haber cobrado a las empresas que figuraban como deudoras del Banco de Entre Ríos, en la instancia previa a su privatización, cuando el Estado provincial se hizo cargo de ese dinero. A esa conclusión llegaron cuatro fiscales del Tribunal de Cuentas, después de una investigación que demandó casi diez años. No se encontró documentación alguna, pese a que se había designado a un funcionario, específicamente, para que llevara adelante tal instancia de cobro. Ese ex funcionario es Gustavo Borrajo, un hombre muy cercano al ex ministro de Economía, Eduardo Macri, ya condenado por la justicia. Lo cuestionable fue que ni los integrantes de una Comisión Bicameral Legislativa que debía seguir el tema, ni los ex ministros Marcelo Casaretto (PJ), Osvaldo Cepeda (UCR), Oscar Berón (UCR) ni Diego Valiero (PJ) –en las últimas administraciones- se ocuparon de seguir el tema. Pese a que el informe de los fiscales es de febrero, nunca llegó a la Fiscalía de Estado, desde donde se deberá definir si se inician acciones penales y civiles a los responsables de tal desidia administrativa.