Constituido como un mito, Eva Duarte de Perón, Evita, no es más ni menos que el recuerdo de la gente que la invoca, lo que remita, se diga o se repita de ella. Nada deja de ser cierto, ni nada puede dejar de escapar a la realidad. Cuando joven, cuando lejos estaba de ser uno de los íconos más fuertes de la cultura argentina, supo visitar Paraná. A esta ciudad vino a trabajar con una compañía de teatro en el año 1936, y en su breve estadía sostuvo un fugaz romance con el renombrado político radical Ernesto Sanmartino. Eva luego siguió un camino que la llevó a ser la mujer más importante en la historia de nuestro país y a conquistar el centro de los paroxismos argentinos. Sanmartino se convirtió en uno de los legisladores nacionales opositores más tenaces al peronismo, algo que le valió su expulsión del Congreso en 1948. Una destitución que ha sido ligada a un pedido expreso de la que fuera primera dama, en un episodio que esta vez los enfrentó.