Con o sin conciencia de ello, cada ciudadano es parte indisoluble de una disputa desembozada por apropiarse de los temas que conforman la conversación “de la calle”. Quien logra meterse en ese ruido y domina los temas de “la agenda” y llega a proponerlos, tendrá mayores posibilidades de salir airoso en el proceso electoral en marcha. La posibilidad de elegir es un jalón más en el proceso de consolidación de la democracia que, felizmente, cumplirá 40 años. El aire está cargado de tensiones y transitamos un presente brumoso que pone al futuro en pronóstico reservado. Pero a no dejar de prestar atención ya que, por más que digan lo contrario, el sentido de lo que vendrá es una decisión íntima. Poder elegir es invalorable. Debemos ocuparnos entonces y reflexionar para elegir de la mejor forma posible. Para construir o reconstruir ciudadanía.