La codicia que seca el río

Un periodista de la CNN los calificó como “la mafia de la pesca”. El revuelo fue tal que los legisladores salieron a aprobar leyes a las que luego aplicaron la inyección del sueño eterno. Los frigoríficos instalados en las costas entrerrianas y santafesinas del río Paraná, venden más de 15 millones de sábalos por año. No tienen ni un solo empleado entre el grupo de capturadores de piezas que luego venden en los mercados de tres continentes. Mientras los biólogos advierten que se seca el río, los militantes proteccionistas denuncian que los frigoríficos explotan sin miramientos el recurso ictícola y sacan ganancias del estado de pobreza general. “Convierten a los pobres en piqueteros que reclaman por ellos”, denuncian desde la Fundación Proteger. La riqueza agotable del río, la pasividad social de la costa paranaense, la ineficiencia de los gobiernos provinciales y las mentiras de los organismos federales juegan en favor de un grupete de “empresarios” que lucran con el futuro del río.