En tanto el gobernador Sergio Urribarri deshoja la margarita de su precandidatura a presidente de la Nación y las desavenencias conyugales entre sus dedos índice y pulgar enferman de ansiedad a los postulantes a sucederlo, el kirchnerismo provincial debe pensar en acomodar su flota para enfrentar la que quizás sea la elección más importante en democracia. En efecto, los próximos comicios tendrá al peronismo vernáculo poniendo en juego más de 70 cargos clave como son las candidaturas a presidente y vice, gobernador y vice, tres diputados nacionales, 42 legisladores provinciales y más de 20 intendentes de primera categoría, a los que hay que sumar otros tantos de segunda y una montaña de concejales. La elección de 2011 fue un aluvión peronista que difícilmente se repita. Intendentes como Bordet, Erro, Nogueira y Bahillo, del oficialismo; Fuertes del masismo y el radical Troncoso ya no tienen reelección. Solanas finaliza su mandato como diputado nacional y pierde vigor su intención de llegar a la Gobernación. Benedetti y de Angeli transitan sus primeras nupcias, mientras Rogel avanza con el radicalismo rebelde. Viale quedó solito con su socialismo pero sigue viaje. Y por si acaso, producto de la elección de 2013, Urribarri puede llegar a ser senador nacional si Guastavino deja su cargo vacante.