Séptima elección a gobernador en Entre Ríos desde que retornó la democracia a nuestro país en 1983. Sólo Busti se mantiene como protagonista absoluto de la política entrerriana de los últimos 24 años, al caerse Montiel del tablero tras su penosa gestión de gobierno y dejarlo solo entonces sin rivales de fuste a la vista. Y en ese entretenimiento político de bajar al actual mandatario del pedestal se fue el esfuerzo de la atomizada oposición, que no encuentra rumbos ni conductores que sinteticen el ideal de una renovación cierta como para quedarse con la cabeza del actual mandatario que tanto desean desde lo político y lo electoral. Las encuestas, por su parte, que inclinan el plano para el lado del oficialismo, por ende modificaron sutilmente las prédicas prescindentes de Kirchner. Son varias las ofertas electorales tanto a nivel provincial como de las comunas, pero todo en su conjunto pareciera destinado a resolver el entuerto peronista que se planteó a partir de que el solanismo se fue de la estructura justicialista. Busti adelantó las elecciones para, con el poco tiempo de aliado, acabar con sus posibles adversarios y no pudo, pero si logró esmerilar y fragmentar el cuadro opositor. Concordia se resuelve entre peronistas, en Uruguay gana cómodo el oficialismo, Gualeguaychú se debate entre el justicialismo y la Concertación y en Paraná reina la incertidumbre, aunque la sonrisa aparezca prudentemente en las caras militantes de Halle. Algunos trabajan de cara al domingo, otros ya lo hacen con vista a las presidenciales de octubre. Luego del 18 habrá vencedores y vencidos y todos, conviviendo con nueve meses de gestión por delante.