Justicia divina

Nunca se le pasó por la cabeza que sus días podrían terminar como consecuencia de la errónea manipulación de su arma personal. Ricardo Chicharra Rosenbrock se vio morir en no más de dos minutos el viernes a la noche. Ese juego perverso con la muerte de toda una vida se le transformó en una breve película que lo atravesó como el balazo que disparó