Un mamarracho a tono con los tiempos

Un acuerdo electoral entre el radical Ricardo Alfonsín y el peronista disidente Francisco De Narváez configura un perfecto mamarracho. Es, a la vez, absolutamente comprensible en la política binaria que caracteriza el tiempo kirchnerista. Se ajusta al clima de época al menos por dos razones: primero, porque se inspira en la racionalidad excluyente de victoria y derrota. Devaluado el consenso, la política no puede sino agotarse en la opción última de ganar o perder. Es allí donde encuentra sus fundamentos la pragmática actitud de la UCR. Importa la supremacía a cualquier precio. Poco más. Se aplica tanto a las elecciones como a las discusiones públicas: porque es el poder el que establece los criterios de verdad, según aprendieron los kirchneristas en algún manual berreta, lo que importa es la imposición y no la correspondencia entre los enunciados y la realidad.